Ya sea para elegir qué tipo de piel es más resistente o duradera, más cómoda o simplemente para tener en cuenta su mantenimiento, es necesario tener una mínima noción sobre las diferentes variedades que existen. A continuación te las explicamos.
El término “piel” describe genéricamente cueros y pieles curtidas y acabadas de animales, sin hacer distinción entre sus diferentes variedades. Proviene de una capa de tejido que recubre a los animales, que es separada del cuerpo del animal, eliminando durante su tratamiento el pelo o lana (salvo en los casos en que se quiera conservar esta cobertura) y sometiéndola a un proceso de curtido. Toda la piel tiene que sufrir un proceso de curtido para que no se pudra y conserve la flexibilidad. Las sustancias que se le aplican para conseguir ese efecto condicionan el resultado final.
La piel es un material muy dúctil y resistente que se utiliza principalmente en la industria de la moda y la decoración del hogar por su resistencia y flexibilidad. Estas características la hacen muy apropiada para su posterior manipulación. Por sus propiedades, la piel es:
Los cueros se pueden clasificar según varios criterios, como la procedencia y el acabado. Según su origen, los diferentes tipos difieren en su estructura en relación a las costumbres de vida del animal, la edad, el sexo, la crianza o la estación del año en la que fue tratada la piel. Los tipos de cuero más utilizados son los bovinos, caprinos, porcinos, equinos y reptiles.
Según el tratamiento que se utiliza para la conservación, también se puede clasificar en diferentes tipos. Los acabados influyen en la duración y la resistencia del cuero. Estos son los más comunes:
Cuidado y mantenimiento
Para la limpieza de los productos fabricados con piel, es recomendable utilizar un paño humedecido en agua y dejar secar el cuero durante un tiempo. Después de su cuidado con agua, una vez al año podemos hidratarlo con crema protectora (cualquiera de las que utilizamos para nuestro cuerpo) y, una vez seco, lo abrillantamos con un paño de lana. Al tratarse de productos naturales, de esta manera no los dañaremos ni alteraremos sus propiedades. Para su mantenimiento no deben utilizarse disolventes ni abrasivos. Además, recomendamos no exponer este tipo de material al sol u otras fuentes de calor.
Asimismo, no está de más recordarte que la piel puede cambiar de color por procesos naturales. Esto es: los colores claros son menos resistentes a la luz y tienden a oscurecerse, mientras que los colores oscuros pueden aclararse. Como ya te hemos comentado, se trata de productos naturales sensibles a las alteraciones del medio.
Es importante saber diferenciar el cuero de las pieles sintéticas, también llamadas polipiel. Mientras que el cuero es un material natural, la polipiel es un sintético fino que se usa como sustituto del cuero. Aunque tengan un aspecto parecido, ni las características ni los procesos para obtener ambos materiales son los mismos. Al tratarse de un sintético, sus propiedades son diferentes a las del cuero y, por lo tanto, también lo es su mantenimiento. Es por eso que nuestro último consejo es que te informes bien antes de comprar, para que sepas con qué material está fabricado el mueble que te interesa y cómo debes cuidarlo.